Hoy, para variar el ritmo de las últimas semanas (ironía) tengo que bajar hoy a la ciudad porque el lunes me han puesto una estúpida actividad complementaria. De tres o cuatro que llevamos, es ésta la que de repente vale y las otras no. ¿Entonces por qué leches he ido a las otras? porque la profesora no se aclara ni ella. Sí, es la de contemporánea. En fin, esta entrada es un poco... porque sí, deprisa y corriendo porque me tendré que vestir y hacer la maleta y esas cosas, pero me empeño en hacer muchas cosas a la vez porque soy así de guay (e idiota). 

No he encontrado fotos chachis de mí así que a otra cosa. Anoche me dio por leer un libro de cuando era pequeña, de esos que te mandan comprar en el colegio ¡qué recuerdos! La verdad es que aún me gusta, es entretenido y bueno, al ser para niños se lee en un rato pero a pesar de eso está muy bien. Se titula El Enigma de la Cuidad del Metro. No diré mucho más principalmente porque no tengo tiempo (y que me dormí antes de acabarlo) pero bueno, que puede entenderse. Si te lees lo que pone detrás del libro te lo revientas un poco porque si empiezas a leerlo no te enteras de las cosas y tiene más gracia. Lo sé, sigue siendo un libro para niños y yo me lo tomo como algo serio (que es para niños de sexto de primaria, aún me lo puedo tomar algo en serio... ¿no?...)

Ahora solo estaba pensando en las cosas que no debo comprarme. Por ejemplo, el manga completo de Kanon, de Chiho Saito, que lo encontré completo por 18 euros (una ganga ToT ...) Algún día... no le dije que 'volveré' porque me hubiese sentido mal al abandonarlo... igual que me pasó con el Tomberry. Pero bueno, algún día podré permitírmelo. Igual que ese vestido de 40 euros que vi en una tienda pija y que yo misma me sorprendí de que me gustara (es que era de una tienda pija...) y ese vestido lolita que tengo pendiente desde hace tiempo pero que es aún más caro. 50 euros creo que eran. Debería hacer una wishlist de esas que ya de paso sirven al resto de la familia para saber qué regalarme en Navidades, porque todo el mundo va a pensar en chocolate, y si quiero chocolate me lo compro yo (qué poca originalidad que tienen...)

En fin, ya me falta poco para acabar esa otra bufanda que estaba haciendo, para navidades al igual la tengo. Mi padre me vio haciéndola y no hacía más que pasearse por delante hasta que se paró delante y dijo:
- ¿Esa es mi bufanda? 
- No. ¿Qué te hace pensar eso?
Y se acabó la conversación. Gané, claramente. Bueno, va siendo hora de que termine la entrada y siga haciendo cosas (maleta...).

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