La dependienta, de Sayaka Murata

No tenía muy claro si hacer esta reseña la verdad, aunque será más bien un comentario pues el libro realmente no es muy largo y tampoco hay tanto que decir en cuanto a la historia en sí, luego ya tenemos el tema de lo que la autora quiere decirnos y las formas de interpretarlo que creo que da para más. Así que bueno, vamos a ver qué sale de esto.

Este libro se lo regalé a Iku porque hacía un montón de tiempo que decía que quería leerlo así que pues nada, se lo regalé por Navidad creo recordar. Es un libro muy finito, que abulta más gracias a la sangría que tiene el formato de página que a lo que es el contenido, porque en verdad es una novela muy corta. La editorial tampoco la conocía, es de Duomo Nefelibata, y se trata de un libro de tapa blanda con solapas. No hay índice ya que no hay exactamente capítulos, ni tampoco introducción, encontrando al final del todo otros títulos publicados por esta editorial. Como ya dije, el espacio en blanco que hay en el libro es notable, y la letra bastante grande por lo que se lee además muy rápido. La portada, de la que no dije nada, es bonita, aunque extrañamente viene con una nota del The New York Times, encontrando en la parte de atrás una sinopsis y otros comentarios del libro.

"Keiko Furukura tiene 36 años y está soltera. De hecho, nunca ha tenido pareja. Desde que abandonó a su tradicional familia para mudarse a Tokio, trabaja a tiempo parcial como dependienta de una konbini, un supermercado japonés abierto las 24 horas del día. Siempre ha sentido que no encajaba en la sociedad, pero en la tienda ha encontrado un mundo predecible, gobernado por un manual que dicta a los trabajadores cómo actuar y qué decir. Ha conseguido lograr esa normalidad que la sociedad le reclama: todos quieren ver a Keiko formar un hogar, seguir un camino convencional que la convierta, a sus ojos, en una adulta."

La sinopsis pintaba bien la verdad, nos muestra a una mujer que no quiere seguir las pautas que se han establecido de antemano para su vida, y que para contentar a la gente de su alrededor ha encontrado una forma de 'hacer lo que quiere' pero que sigue entrando en la categoría de lo que esperan de ella, que es trabajar en una konbini. Leyendo esta sinopsis, me esperaba a una protagonista fuerte e independiente que simplemente no quiere casarse ni tener una familia, sino que quiere trabajar y que se encuentra cómoda en su trabajo a tiempo parcial, y en parte es cierto pero no así. Keiko no es una mujer fuerte e independiente que hace lo que quiere hacer, sino que trabaja en una konbini porque es lo que le resulta más cómodo para adaptarse, no a la sociedad ni a lo que esperan de ella, sino a la propia gente. Keiko tiene algún tipo de trastorno que le impide empatizar y socializar de forma normal, por lo que imita a la gente de su alrededor y ha aprendido a hacer lo que esperan de ella, por eso se siente tan cómoda trabajando en un trabajo en el que le dicen cómo debe actuar en todo momento, ya que ella no lo sabe. No es un libro sobre los intentos de congeniar lo que esperan de ti a la vez que rompes los moldes, trata sobre cómo una persona con limitaciones intenta adaptarse a la sociedad.

Como podrá suponerse, no pude empatizar con la protagonista ni ponerme en su piel, me resultó demasiado difícil (aunque entendí muchas cosas), pero Keiko simplemente parece un robot todo el tiempo. Nos habla de lo que hace y por qué lo hace, pero no parece que tenga ningún tipo de sentimiento sobre nada, solo hace lo que cree que los demás esperan de ella. Es por eso que, viendo que el vivir sola y trabajar a tiempo parcial ya no es suficiente porque todos esperan que se case y que forme una familia viendo la edad que tiene, decide hacer eso para contentar y tranquilizar a todos, aunque las cosas no salen como se espera al final. Es un libro extraño que imagino que no hay que tomar de forma tan literal o simplemente que tengamos que llegar a estos niveles tan drásticos para entender la realidad de muchas personas, en este caso en Japón, pero lo de esta protagonista se me hizo extraño, y creo que una protagonista con emociones y convicciones propias no habría estado mal. Quizá se me está yendo mucho y Keiko sí muestra estas cosas, pero simplemente yo no lo vi. El final agridulce en el que todo se rompe parece una alegoría de lo que realmente nos quiere contar la autora, con una extraña normalidad y un conformismo extraño que termina por resultar antinatural, imagino que como los presupuestos que se tienen sobre las mujeres de que tienen que casarse y tener hijos porque si no se amoldan resulta extraño, pero si lo hacen tarde o de forma diferente resulta también extraño. Es una palabra que estoy repitiendo mucho pero es que el libro es así, extraño.

En resumen, se lee muy rápido y la autora nos quiere contar algo interesante, pero no sé si lo hace de una manera que me ha convencido o no, pues la protagonista es bastante especial y así cuesta empatizar o ponerse en su lugar, o simplemente entenderla porque es un personaje hecho para que realmente no lo entendamos, para que veamos lo ridículo que es todo. No empaticé y esperaba otra cosa pero pude entender (o creo que entendí) lo que pretendía la autora. Fue en definitiva, una lectura agridulce, que no creo que sea apta para todos ya que puede dejarte bastante indiferente.

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