Remedios contra la peste
La palabra "peste", después de la peste negra, pasó a designar cualquier enfermedad aunque no fuera contagiosa, que causara una gran mortandad, así como mal olor, debido a la creencia de que se contagiaba por el aire pestilente.
Según Antonio Perez, las personas sanas que vivieran entre afectados debían tomar para no contagiarse la siguiente mezcla: higos, sal, nueces, ruda, miel y azúcar. O esto otro: mirra, azafrán y vino blanco. Además de recomendaciones de ir bien limpio para oler bien.

Una de las soluciones para la cura era el sangrado allá donde estuvieran los bubones. Otra solución era ponerles a los afectados cosas que resistieran la putrefacción, cosas agrias como el zumo de limón.
Los remedios se basaban en la creencia ya mencionada, que la peste se contagiaba por el aire, con lo que la mayoria eran más para contrarrestar el mal olor que para curar en sí (aunque se creía que sí se curaba así)
Por otra parte, dada la época, me resulta curioso que una persona para no contagiarse debía ser virtuosa y estar libre de pecados (aparte de tener una buena higiene, aunque eso vino después). También se achaca a la ira de Dios las epidemias.
Todo siempre tan religioso...
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